martes, 23 de junio de 2020

Juan Manuel Reyes Reyes

Juan Manuel Reyes Reyes escritor

Juan Manuel Reyes Reyes


Es maestro de educación primaria con funciones de supervisor escolar en el sistema estatal en Chiapas, México; así mismo se desempeña como asesor académico en los programas de Maestría en Educación con Especialización y Doctorado en Desarrollo Educativo en el Instituto de Estudio de Posgrado (IEP), sede Tapachula, Chiapas. Combina la actividad académica con el placer de la lectura y la narrativa literaria, especialmente poesía, cuentos y relatos breves publicados en revistas nacionales.

Ha publicado el relato de experiencia El sueño roto de Rosita Jiménez, en el libro Educación y perspectiva de género. Experiencias escolares, propuestas didácticas y proyectos escolares, Secretaría de Educación Pública, 2007. Poemas: Cómo decirte que no moriremos y Dices que la muerte es no existir, en la Revista de la Fundación Armando Dulavier, Año 1, No. 4, 15 de mayo de 2018. Poemas: Promesas incumplidas, Introspección, Lo que cuesta el silencio del pueblo y Palabras que no mueren, en Revista Sentido y Destino, Centro de Estudios para el Sentido, la Investigación y el Desarrollo Humano (CESIDEH), No. 2, segundo semestre, Puebla, Puebla, México, 2016. Poemas: De la Vida y de la Muerte, Revista de Psicología, Pedagogía y Psicoterapia, Instituto Universitario Carl Roger, Plantel Tabasco, Año 2, No. 2, Otoño 2019, Tabasco, México. Ensayo: La literatura como medio para fortalecer el quehacer docente, Revista Electrónica de Difusión y Divulgación Educativa del Instituto de Estudio de Posgrado, No. 2, especial, año 3, febrero de 2019, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Historias que suceden en la escuela (El peso de un dolor callado, Amargura por las tareas, Pasión por educar, La hora de la lluvia), Revista Electrónica de Difusión y Divulgación Educativa del Instituto de Estudio de Posgrado, No. 4, junio de 2019, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Relato literario: Reminiscencia de una anécdota: infancia y docencia, en la Revista Latinoamericana de Educación y Estudios Interculturales, Vol. 4 Número 1, enero –marzo 2020, CRESUR.


Los libros, mi memoria

Por: Juan Manuel Reyes

 

Los libros son mi memoria, sustancias que me constituyen, rastros de mis pasos sobre el camino sinuoso, ventanas del tiempo inagotable, luminosidad de un pensar que difumina las sombras de la ignorancia todavía persiguiéndome a todos lados como perro que juega a cruzarse divertido por entre las pocas certezas. Los libros me enseñaron en la segunda infancia, y para siempre, a beber de sus savias el sedimento de las palabras que significan al mundo, el elixir de las letras impregnadas en las hojas que me nombran y ensanchan la mirada; a saborear el néctar de las flores con sus decires para saciar el deseo temprano del saber.

Los libros son mi memoria, me han visto crecer, tentar el pasto húmedo del rocío que sube de los pies al alma; al principio ingenuo, sostenido por la vara con que padres y maestros, sin malicia, ajustaron el crecimiento a la atura de sus medidas, determinaron las vueltas a la manivela de mi aprendizaje y el mecanismo giró al sentido exacto de las manecillas del reloj; balbuceé, tímido, el idioma primario, orgánico, el verbo rudimentario que señaló al instante la tierra que sostiene mis vértebras —sitio seguro del reposo eterno— y crecieron en sus ramas las palabras, inclinadas en la línea de un pensar dominado; aprendí a citar los seres y las cosas inmediatas, al alcance de la mano, limpiando de polvo las formas, llenando el significante en sus moldes, avivando el horno donde se cocina el lenguaje.

Los libros son mi memoria, me vieron crecer, revolotearon excitantes sus majestuosas alas amarillas alrededor del pensar terriblemente limitado, se dejaron atrapar sin resistencia y alimentaron el espíritu cándido con decires nunca enunciados; fermentaron el sabor de las palabras, revolvieron el orden dispuesto en los esquemas rígidos de la memoria y dejaron abierto el flujo de ideas incontenibles que desbordaron poblando otros bosques, siguiendo cuesta arriba, recreando las formas de citar los seres y las cosas.

Los libros son mi memoria, huellas indelebles, cicatrices sensibles que obligan a pasar a contraluz el contenido de sus entrañas, arremeter la materia contra sí misma, a disponer el espíritu de confrontación; pero nada ha sido fácil, emerger de sí, fisurar el duro patrón instruido en el discurso dominante, descifrar las claves hegemónicas impuestos en la temprana edad con amoroso cuidado. Los libros exigieron, más tarde, trazar el propio camino; instaron a sacudir en sus ramas los limones, apedrear las certezas y asir, con las múltiples voces, un propio lenguaje, camino que no se agota.

Los libros son mi memoria, me contienen, los contengo, se anidan alrededor de la experiencia que sigue siendo ingenua —sombra fina que se posa sobre el haz de luz. Mi pobre ignorancia se asoma en el horizonte, me persigue como ese perro fiel que mueve la cola de alegría y gruñe a la menor provocación, hace que avance. Los libros me seguirán viendo crecer, días contados en reversa montados en un alambre que tiembla, mi mano sosteniendo a pulso errado el bendito perro alegre que me persigue a todas horas: alabo ambas compañías.

 

Fuente: Juan Manuel Reyes, 2020.


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