Máximo Cerdio nació en
septiembre de 1964, en Huixtla, Chiapas, México.
Obra poética en libros: Susana
San Juan (La Nave de Papel, Bacalar Quintana Roo –México–, 1996), La última
sombra (Antinomia, México, 1996), Versión de la memoria anticipada (Antinomia,
México, 1997), Las llamadas de Onán (Editorial La Otra Selva, Tuxtla Gutiérrez,
Chiapas, 1998), Rodrigo González, sus letras y otros rollos (El Angelito
Editor, México, 1999), Susana San Juan (Universidad Autónoma del Estado de
México–Editorial La Tinta del Alcatraz, México, 2001), Ascensos en caída (Fondo
Editorial del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Chiapas, México,
2002); Caldo de verga para el alma (Volumen 28 de Destos deme dos. Editor,
Productos y Consumibles Planeador, México, 2012); Lugar de Hechos, Tuxtla
Gutiérrez, Chiapas, Espantapájaros Editorial, 2014; Mar íntimo (Editorial
Lengua de diablo, Cuernavaca, Morelos, 2017); Crónicas surianas, Mochicuani,
México 2020).
Como fotógrafo, ha participado
en exposiciones colectivas en la ciudad de Cuernavaca, Morelos, en Puebla,
Puebla, en Houston, Texas y en Chicago Illinois, Estados Unidos.
Reconocimientos: Primer lugar
en el “Concurso Nacional de Poesía Álica de Nayarit A. C. 1993”; Premio al
Mérito Periodístico 2014, en la categoría de crónica en publicación digital;
Premio al Mérito Periodístico 2015, en la categoría reportaje en publicación
impresa; Segundo lugar Premio al Mérito Periodístico 2019, en la categoría de
crónica impresa.
Canción para Chalino Sánchez el Rey del corrido
No hay secretos
para los ojos de Dios ni para
la gente chismosa que está donde no la llaman.
Dicen, por ejemplo, que
cuando era niño mató al hombre que abusó de su hermana
y huyó al gabacho a esconderse y a trabajar.
Le gustaban mucho las pistolas.
A los 16 ya andaba una.
Su preferida era la 45:
“si no mata tumba”, decía.
En la cárcel y en la calle comenzó a componer corridos a
personajes
que le pagaban con armas o con joyas, y algunas veces con
dinero.
Otra vez la gente que siempre está
en los lugares donde ocurren cosas importantes
cuenta que en una ocasión llegó a un estudio (San Ángel,
en California)
para grabar 15 corridos,
pero el vocalista no se había aprendido ninguno.
Chalino tuvo que cantarlos y en pocas horas grabó el
primer álbum.
De allí en adelante, él mismo grabaría sus composiciones.
Formó su propia marca RRRecords y distribuía sus
cassettes
en carnicerías y panaderías,
ninguna estación de radio quería tocarlas:
hablaba de historias reales, de contrabando, de
asesinatos,
daba nombres reales, fechas precisas.
Después, firmó contrato con una compañía profesional de
discos
y tuvo un grupo que lo acompañaría en las grabaciones
y en las tocadas.
El 29 de enero de 1992, después de una presentación en el
Salón Los Arcos
De Cuachella, California, a las 23 horas, mientras
cantaba
Eduardo Gallegos se le acercó y le pidió un corrido
Chalino dijo que se lo cantaría después de acabar la
canción
pero el hombre replicó con dos disparos hacia el cantante
y compositor,
que no lograron su objetivo.
El corridista saltó del escenario
y deshizo la boca al agresor
con la bala de su 9mm.
(Le gustaban mucho las pistolas.
A los 16 ya andaba con una,
relató su hermano Régulo.)
Desde ese día en que la Muerte le puso el primer mensaje,
también le llegó mucha fama.
La gente recuerda muy bien el viernes 15 de mayo de 1992.
Chalino Sánchez cantaba en el Salón Bugambilias, en
Culiacán, Sinaloa.
(Su esposa asistió, porque nunca lo había oído cantar en
vivo.)
Cuando interpretaba “Alma enamorada” recibió un mensaje
mortal.
Un joven, en camiseta, se le acercó y le gritó su nombre
de pila,
y Chalino no hizo caso,
a pesar de que su hermano Régulo le advirtió “Te están
poniendo”.
Después de su actuación el cantante se marchó en su
camioneta,
una Ford 92, color verde. Lo seguían varios autos.
Fue hallado a las siete de la mañana, del día siguiente,
tirado en el camino de terracería que bordea el canal de
riego del poblado "La Presita",
siete kilómetros al norte de la ciudad.
Estaba vendado de los ojos,
tenía huellas de ataduras en las muñecas.
Rosalino Sánchez Félix murió
de dos tiros en la cabeza, a la edad de 32 años y tres
meses
como el caudillo del sur Emiliano Zapata,
como Alejandro Magno, casi como Jesucristo y
Wolfgang Amadeus Mozart.
En El Panteón Los Vasitos,
en Culiacán, Sinaloa,
recibe muchas visitas de sus familiares,
de sus admiradores
que lo recuerdan
y cantan sus canciones, a su estilo.
Ahí lo puso la Muerte
que, como la gente chismosa,
está donde al hombre le pasa
la cosa más importante de su vida.
Allí descansan los restos de este muchacho que componía
corridos,
que amaba las armas,
que le cantaba a las nieves de enero y lo mataron en mayo
cuando las flores sueltan sus aromas
como gritos de un recién nacido.
Saludos amigo..... Excelente trabajo y labor. Saludos.
ResponderEliminarbien
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