RAMIRO RUIZ ESPINOSA

 

RAMIRO RUIZ ESPINOSA

 

Profesor de educación primaria, cronista, luchador social, poeta, escritor, nacido en La Vieja Concordia el 13 de abril de 1939.

Estudia su educación primaria en la escuela Miguel Hidalgo del pueblo concordeño.

Llega a la ciudad de Tuxtla Gutiérrez a los 18 años para estudiar su secundaria en el ICACH, para luego entrar en la desaparecida institución educativa: Instituto Federal de Capacitación del Magisterio; en la normal superior de Puebla estudio historia, e inglés en la UNACH.

Ya como profesor se nutrió de las comunidades del estado de Chiapas, su esencia y su folclor, luego es catedrático de diferentes escuelas de la capital chiapaneca como la Adolfo López Mateos, en la normal, la preparatoria, entre otras.

Su espíritu de escritor siempre estuvo presente en el camino de su vida, a los 50 años comienza acentuársele la calidad de su escritura, toma el oficio como algo ligado a su existencia y empieza a escribir poemas y escritos con reflejos de su vida en la Concordia.

El también cronista de la ciudad en su municipio, es autor de los libros: Monografía de la Concordia, recuerdos de la vida y costumbre de la Concordia, desde los Cuxtepeques, solo para concordeños, Don Toño Inclán y reparo Coyote, el pueblo que no debió desaparecer.

Es miembro de la Sociedad de Geografía de Chiapas, Asociación de Cronistas del Estado de Chiapas, Cronistas de Ciudades Mexicanas A.C. y Grupo Amigos de la Concordia.

Ha escrito en la revista informativa Cuxtepeques, boletines de la SGCH, entre otras.

En su trayectoria recibió el pergamino Fernando Castañón, medalla el radiófono y obtenido el primer lugar en calaveras en Tuxtla Gutiérrez.

 

 

¿Será que soy Concordeño?

 

Cuando alguien me pregunta que si nací en la Concordia al instante le contesto: Te puedo hablar de mil cosas, mil cosas que llevo dentro de este pueblo tan querido tan lleno de sufrimientos.

Puedo hablarles de las vegas, de sus minas salineras, del arroyo Limonar, donde solíamos bañar por sus aguas cristalinas las que nunca volverán.

Puedo hablarle de sus hombres que por su buen proceder han pasado a nuestra historia, como aquel gran boticario llamado don Jesús Castro, que por su gran carisma fue querido y respetado.

 

 

Por: Jorge Éver González Domínguez.

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