Rebeca
Ruiz Riverol, nace en Tuxtla Gutiérrez, un 12 de junio de 1982, comienza sus
estudios en la escuela primaria Fray Matías de Córdova, continua la secundaria
en la técnica 65, y en la preparatoria no.2. Tiene una licenciatura en lengua y
literatura hispanoamericana de la Universidad Veracruzana, hija de los señores
José Antonio Ruiz Paredes y Margarita Riverol Real, la poeta desde adolescente
escribía reportajes, entrevistas, criticas de libros y cuentos en el periódico
Código Sur. Sus letras son suaves, tiernas y decide un día participar en la
convocatoria del programa de estímulos a la creación y al desarrollo artístico
de Chiapas, donde es aceptada.
Poemas
suyos han sido publicados en impresos locales, nacionales revistas y diversas
antologías.
Autora
del libro de narrativa: De nuevo soy atea
Miembro
de la Asociación de Escritores y Poetas Chiapanecos.
El 24 de
octubre del 2019 es madre por primera vez y su corazón se enternece y baila en
los dobleces de la felicidad y escribe apunto del llanto el poema más sentido
como poeta, dedicado a su hijo Santiago Gustavo:
Colibrí
Siempre
desee compartir un mismo vuelo a lado de alguien, abrazar su energía y respirar
la esencia que lo haría mi compañero necesitaba cultivar girasoles sobre la
tierra de mis pies, piernas, muslos, pecho y cabellos...Hoy te cuido del
viento, lluvias y virus que resurgieran sobre la orbe que pisamos fuerte,
imaginando que nombrarás cada cosa por la vida que te brinda, por su propio
esplendor, apenas y distingo el oleaje que provocas dentro de mi vientre, como
caricias de gotas de agua, resbalándose sobre mis órganos, nutriéndolos de tu
luz o quizá alitas de colibrí, haciéndome cosquillas en el ombligo,
recordándome que ha iniciado el vuelo, donde tú y yo estamos en un mismo cielo
de mar y anhelos indiferentes al "qué dirán", porque tenemos la
certeza de que esta unión está bendecida y jamás habrá malas interpretaciones
en la cosecha de nuestros corazones, opiniones entrecruzadas tendremos pero
confío en que la solución estará a nuestro favor...También, te garantizo, que
cuando mi vuelo llegué a su fin, encontrarás una compañera que siga adelante
contigo quiero que siempre, respires el azúcar de la vida, recuerda tener un
pensamiento a la vez sino terminarás filosofando retóricas de caracol,
insuficientes de argumentos y razones.
Eres mi
palabra hecha carne, sin ficción rezo por ti, una y otra vez para que tus pasos
olviden caminos nocturnos donde no seas capaz de reconocerte, sigue el latido
de tu cordura y mi voz llegará a ti, volando con alitas de colibrí.
Rebeca
cree que lo que uno escribe muchas veces es el reflejo de la sociedad en que se
vive, en los contextos políticos, culturales y económicos.
En
entrevista nos dice “Cuando la idea ya no tiene voz en mi mente porque ha
enmudecido para convertirse en letras, en historias. Cuando ya no es suficiente
vestir mi emoción con ropa de frío. Es ahí donde comienzo a abordar un tema
para convertirlo en obra literaria.
Escribir
me ha servido para exponer emociones, retratar historias de vida que ayudan a
las personas a sentirse identificado con los personajes de mis cuentos. También
gracias a la escritura he podido viajar y cultivar amistades.”
La
escritora se consume en las letras, en el llanto que le llama mamá, dándole
vida a otra vida con un toque de arte y sensibilidad.
Fuente: Jever González Dominguez.
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